Aracnonírico

Allí estaba, «plácidamente» durmiendo….o sólo «plácidamente» tumbado?
Siente unas ligeras caricias en sus pies, cubiertos por una fina y suave sábana. No le da importancia, los mueve y los cambia de sitio. Pero nuevamente vuelve a sentir esas lisonjas…
Qué podría ser? Levanta la sábana no más de lo justo para poder mirar qué hay al fondo, al lado de sus pies. Una araña!

Sí, era un magnifico ejemplar, pero en el sitio menos indicado. Sus delicadas y sedosas extremidades contrastaban con lo escalofriantes y peligrosos que parecían sus quelíceros.
Pero bien, no se alarme. Este aprendiz de onironauta ha aprendido a controlar -más regular que bien- sus propios sueños. No es la primera vez que sueña con arañas en su cama.
Baja con parsimonia y pseudo tranquilidad la sábana y pretende seguir durmiendo. No obstante…A veces es fácil distinguir un sueño de la realidad porque sabes que si hace un momento te acostaste, es imposible aparecer por arte de birlibirloque en un lugar diferente y alejado. Y esta ocasión? Todo estaba ocurriendo donde hace un momento estaba, en la cama.
Entonces, cómo distinguir sueño o realidad? Por el lugar? No, ya quedaba descartado. Por alguna muestra en contra de la física? tampoco, todo lo que estaba presuntamente ocurriendo podría ocurrir en la vida real.

Ufff…se complica discernir la luz entre tal telaraña de ideas. Da igual! La apuesta es a una carta. Es un sueño, definitivamente.
Pero por si acaso, mejor saca los pies fuera de las sábanas. Por el «di tú que…no sea un sueño»